La Cueva de Los Muñecos nos recibe de nuevo
Poco durmieron los pequeños exploradores la noche antes de la salida. Habían preparado con sus padres los cascos con su frontal, las botas, la ropa y su mochila. Llegaba la cita anual con la Cueva de los Muñecos y para muchos de ellos era su primera cueva. Otros y otras repetían, como el caso de Mario y Julia. El primero en el vientre de su madre y la segunda con unos pocos meses de edad. Los primeros miedos de la entrada, unidos al nerviosismo natural que dan la oscuridad y los pasos complicados, pasaron pronto cuando le fueron tomando la medida a la cueva y comenzaron las tareas propias de su «exploración» subterránea. Poco a poco las gateras más estrechas fueron cayendo ante el avance feroz de estos nuevos «topos». llegados hasta el portal de Belén, cumplieron con el objetivo marcado y comenzamos el regreso hacia la salida, embadurnados de barro y satisfechos por la aventura vivida….
Entre tanto, los mayores, disfrutando del momento y con la baba caída los más directos, . Volveremos pronto, pues hay trabajo que hacer en esta cueva. Los nuevos federados ya pueden ir preparando la cinta métrica, el clinómetro y la brújula, que les hará falta para sus prácticas de topografía.
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